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La falta de sueño

Sección A
Se estima que el hombre o la mujer promedio necesita entre siete y media y ocho horas de sueño por noche. Algunos pueden necesitar mucho menos. Se informó que la baronesa Thatcher, por ejemplo, podía sobrevivir con cuatro horas de sueño por noche cuando era primera ministra de Gran Bretaña. La Dra. Jill Wilkinson, profesora sénior de psicología en la Universidad de Surrey y coautora de ‘Psicología en asesoramiento y práctica terapéutica’, afirma que las personas sanas que duermen menos de cinco horas o incluso tan solo dos horas cada 24 horas son raras, pero representan una minoría considerable.

Sección B
Las últimas creencias son que los principales propósitos del sueño son permitir que el cuerpo descanse y se reponga, lo que permite tiempo para reparaciones y regeneración del tejido. Una prueba de apoyo para esta teoría del descanso y la reparación es que la producción de la hormona de crecimiento somatotropina, que ayuda a regenerar los tejidos, alcanza su punto máximo mientras dormimos. Sin embargo, la falta de sueño puede comprometer el sistema inmunológico, confundir el pensamiento, causar depresión, promover la ansiedad y fomentar la irritabilidad.

Sección C
Investigadores en San Diego privaron a un grupo de hombres de sueño entre las Sam y Lam en solo una noche, y encontraron que los niveles de las defensas naturales de sus cuerpos contra las infecciones virales habían disminuido significativamente cuando se midieron a la mañana siguiente. “El sueño es esencial para nuestro bienestar físico y emocional y hay pocos aspectos de la vida diaria que no se vean interrumpidos por la falta de él”, dice el profesor William Regelson de la Universidad de Virginia, especialista en insomnio. “Debido a que puede socavar gravemente el funcionamiento del sistema inmunológico, las víctimas son vulnerables a la infección”.

Sección D
Para muchas personas, la falta de sueño rara vez es una cuestión de elección. Algunos tienen problemas para dormir, otros se quedan dormidos hasta la mañana. A pesar de la creencia popular de que el sueño es un evento largo, la investigación muestra que, en una noche promedio, hay cinco etapas de sueño y cuatro ciclos, durante los cuales se repite la secuencia de etapas.
En la primera fase de luz, el ritmo cardíaco y la presión arterial bajan y los músculos se relajan. En las próximas dos etapas, el sueño se vuelve progresivamente más profundo. En la etapa cuatro, generalmente alcanzada después de una hora, el sueño es tan profundo que, si se despierta, el durmiente estaría confundido y desorientado. Es en esta fase que puede caminar el sueño, con un episodio promedio que no dura más de 15 minutos.

En la quinta etapa, la etapa de movimiento ocular rápido (REM), el latido cardíaco vuelve rápidamente a los niveles normales, la actividad cerebral se acelera a alturas diurnas y superiores y los ojos se mueven constantemente debajo de los párpados cerrados como si el durmiente estuviera mirando algo. Durante esta etapa, el cuerpo está casi paralizado. Esta fase REM es también el momento en que soñamos.

Sección E
Los patrones de sueño cambian con la edad, por lo que muchas personas mayores de 60 años desarrollan insomnio. En Estados Unidos, ese grupo de edad consume casi la mitad de los medicamentos para dormir en el mercado. Una teoría para el cambio relacionado con la edad es que se debe a cambios hormonales. El aumento de la temperatura se produce al amanecer en los jóvenes, pero a las tres o cuatro de la mañana en los ancianos. Dejando a un lado la edad, se estima que aproximadamente una de cada tres personas sufre algún tipo de trastorno del sueño. Las causas pueden ser cualquier cosa, desde el embarazo y el estrés hasta el alcohol y las enfermedades cardíacas. Fumar es una desventaja conocida para dormir, con una encuesta que muestra que los ex fumadores se dormían en 18 minutos en lugar de su promedio anterior de 52 minutos.

Sección F
Además de la terapia de autoayuda, como el ejercicio regular, existen tratamientos psicológicos, que incluyen entrenamiento de relajación y terapia para deshacerse de las preocupaciones y ansiedades previas al sueño. También hay una terapia de reducción del sueño, cuyo objetivo es mejorar la calidad del sueño regulando estrictamente el tiempo que las personas se acuestan y cuándo se levantan. La medicación es considerada por muchos como un último recurso y a menudo toma la forma de pastillas para dormir, normalmente benzodiazepinas, que son tranquilizantes menores.

Sección G
El profesor Regelson aboga por el uso de la melatonina para tratar los trastornos del sueño. La melatonina es una hormona secretada naturalmente, localizada en la glándula pineal en el interior del cerebro. La función principal de la hormona es controlar el reloj biológico del cuerpo, por lo que sabemos cuándo dormir y cuándo despertar. La glándula detecta la luz que llega a través del ojo; cuando no hay luz, segrega la melatonina en el torrente sanguíneo, baja la temperatura corporal y ayuda a inducir el sueño. Las pastillas de melatonina contienen una versión sintética de la hormona y se usan comúnmente para el jet lag y para la alteración del sueño. John Nicholls, gerente de ventas de una de las tiendas de alimentos saludables más grandes de los Estados Unidos, afirma que las ventas de la píldora han aumentado dramáticamente. Él explica que se vende en cápsulas, tabletas, pastillas y mezclado con hierbas. No es efectivo para todos los insomnes, pero muchos usuarios se han desconectado de las pastillas para dormir como resultado de su aplicación.